No es de extrañar entonces que si se
revisa la producción creativa en la última centuria -especialmente en
los dos últimos decenios- se patentice la rápida asimilación de las
nuevas posibilidades expresivas que ofrecen los avances conceptuales y
tecnológicos. Así pues, se abrió paso el llamado videoarte o video-creación o arte audiovisual,
donde “las artes tradicionales” mediante recursos y formatos propios
del cine, la televisión y el video, encontraron medios de excepcional
riqueza que les permiten experimentar, explorar y crear nuevas
expresiones artísticas.
Gracias al cine y la televisión, la
imagen en movimiento es un lenguaje con códigos y signos completamente
asimilados por cualquier espectador, es por ello que el fenómeno del
videoarte ha encontrado una rápida aceptación y unos resultados
sorprendentes, incluso en el ámbito televisivo, llegando a incursionar
en rubros como la promoción musical (videoclips) y la publicidad
audiovisual[1].
En la videocreación, sonido e imagen se combinan con el fin de lograr
múltiples mundos sugerentes, capaces de atraer la atención del
televidente, o incluso de comunicarle de manera efectiva y veloz,
asuntos de interés individual, social, económico, político,…etcétera.
No obstante, a la creciente atención que
va recibiendo como una práctica creativa, no es posible desconocer la
polémica que existe entorno al mismo. Estudiosos, como Jacqueline
Venent, profesora de artes plásticas y semiótica en el ISA, plantean que
es un fenómeno que te imposibilita tener una concepción un poco más
amplia de lo que es la propia creación o de lo que podría ser una
cultura visual. “Todavía hoy es un espacio bastante indefinido, pues aún
se discute si pertenece a las artes plásticas o al audiovisual,
evidentemente puede estar no divorciado de ninguna de las dos”[2].
Una obra de video-creación cubana.
Una gran parte del videoarte
internacional es autobiográfico y anecdótico. Muchos de los artistas del
videoarte salen en sus propios vídeos y expresan sus sentimientos,
pensamientos, criterios y deseos sobre problemáticas locales o
internacionales.
Aun cuando en el contexto
latinoamericano existen limitaciones económicas y un acceso restringido a
la tecnología, muy distintos de las posibilidades técnicas del llamado
Primer Mundo; cada vez más un número creciente de creadores, sin tener
precisamente una formación en el medio audiovisual, se han sumado a esta
vertiente expresiva para reflejar temáticas e inquietudes locales más
comprometidas con su contexto. Cuba, no ha estado al margen de esta
situación. En nuestro país contamos con artistas plásticos que han
incursionado en el ámbito del lenguaje audiovisual con una calidad e
intencionalidad en propuestas -según la crítica especializada- muy a
tono con los creadores del primer mundo.
Un ejemplo de ello lo constituye el
artista cubano Lázaro Saavedra. Se trata de uno de los más acreditados
de la plástica cubana de los últimos veinte años por la solidez y
autenticidad de su obra. Saavedra ha logrado articular durante años una
poética de marcado acento conceptual, sobresaliendo especialmente en los
ámbitos del performance, la instalación, el videoarte.
Ilustrativas en este sentido son una
serie de cortos realizados en el año 2006, mucho de los cuales fueron
exhibidos en la exposición “Estados de Intercambio” efectuada en el
Instituto de Artes Visuales Internacionales de Rivington Place en
Londres. De dicha serie hemos seleccionado para nuestro análisis la
video-creación titulada: Deja castigar tu cuerpo y conservarás la cabeza.
Ante todo, en ésta sobresale la síntesis visual de las imágenes y la sobriedad de color. El video comienza con un plano general:
un espacio negro neutro, carente de detalles que nos permitan
enmarcarlo temporal y geográficamente, ofrece así la posibilidad de
descontextualizar su mensaje y toma mayor impacto y universalidad: será
el público el encargado de ubicarlo en su propio marco vivencial si se
identifica con el mismo.
La ausencia de sonido es,
innegablemente, un recurso que contribuye a darle más énfasis al
mensaje. Le otorga mayor gravedad en tanto centra la atención en la
denuncia visual que hacen las imágenes y deja la oportunidad de
expresión verbal al receptor de las mismas.
La figura humana igualmente se reduce a
una representación de la misma -para nada mimética- a través de un
sencillo muñeco de trapo y de medios como el trucaje para el
logro del movimiento. Con ello consigue un anonimato que induce a pensar
en la fragilidad del hombre como ser social y biológico, expuesto a una
serie de circunstancias que limitan y coaccionan su campo de acción y
expresión. Las cuales son traducidas por una “mano real” de mayores
dimensiones, que actúa como elemento externo ilustrativo del “Poder” o
de esas “leyes o reglas”, ya sean las del mundo natural como las
impuestas por la convivencia social en una cultura determinada.
La luz, en ocasiones acentuada
ligeramente sobre la imagen humana, le confiere mayor expresividad a los
momentos claves del video. A su vez, ésta deviene un medio para señalar
simbólicamente el instante de la toma de decisión, en que el hombre, es
“iluminado” en tanto tiene la potestad de dirigir sus pasos y su
capacidad de acción. Asimismo, la pérdida de ese pequeño énfasis
lumínico, marca el punto en que el hombre pierde las riendas y sucumbe
ante reglas superiores a sus intenciones.
Esta pequeña tragedia cobra matices mucho más dramáticos cuando se emplea un plano-detalle
para traducir ese instante de la derrota y el castigo. Ello la
sobredimensiona considerablemente y hace más agudas las tensiones:
supremacía vs. subordinación. Tal situación lo obliga a adoptar la
inacción, la hipocresía, la simulación, el conformismo, como estrategias
de evasión a un castigo, de escape ante las consecuencias de sus actos;
en fin, como estrategias de supervivencia en un sistema o estado de
cosas con las que realmente no está de acuerdo. Hay una crítica velada
que toma matices irónicos en esa denuncia muda contra el contexto en el
que el hombre se ve obligado a coexistir. El hombre es un ser que rige
su vida bajo una serie de normativas que lo definen: las determinantes
geográficas, sociales, culturales y aún temporales. El espacio y el
tiempo en que nace, crece y se desarrolla, el marco social y cultural,
marcan de forma indeleble la personalidad humana, determinan e incluso
coaccionan los modos de pensar, actuar y vivir.
El manejo lúcido de los medios
audiovisuales, la riqueza conceptual portadora de un agudo mensaje
crítico y la contemporaneidad de las temáticas abordadas, caracterizan a
esta obra de Saavedra en el terreno de la video-creación, haciéndola
acreedora de toda la sagacidad del público en la interpretación de esos
signos visuales y sus significantes.
Todo lo cual nos plantea el reto de
mirar a la creación plástica contemporánea para encontrar apreciables
experiencias y novedosas propuestas que pueden enriquecer notablemente
el ámbito televisivo.